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El dron marino que derribó dos cazas rusos: Magura, de Ucrania, vuelve a hacer historia

En una operación militar histórica, Ucrania demostró una vez más cómo la tecnología moderna y las tácticas no convencionales pueden derrotar a un adversario que parece superior «sobre el papel».
A principios de mayo, las fuerzas ucranianas llevaron a cabo una operación casi demasiado extraordinaria como para creerla a primera vista: derribaron con éxito un caza ruso Su-30. Pero no fue un derribo ordinario, sino que se llevó a cabo utilizando un dron naval en el Mar Negro. Pero no se trató de un derribo ordinario, sino que se llevó a cabo con un dron naval en el Mar Negro. Sorprendentemente, el dron no estaba tripulado y toda la misión se llevó a cabo a distancia. Desde el dron con base en el mar se lanzaron misiles aire-aire para atacar al avión.
Se trata de un hecho sin precedentes en la historia militar. Y, batiendo récords, las fuerzas ucranianas repitieron la hazaña más tarde ese mismo día, derribando otro Su-30. Una tripulación se perdió; la otra logró sobrevivir. Uno de los tripulantes perdió la vida, mientras que el otro logró eyectarse y ser evacuado. Cada avión está valorado en hasta 50 millones de dólares, lo que significa que Rusia sufrió una pérdida de 100 millones de dólares en un solo día.
Magura 7 vs. el Su-30
La operación de destrucción de los Su-30 se llevó a cabo en el Mar Negro con drones navales de desarrollo ucraniano, coordinada por la Inteligencia de Defensa de Ucrania (HUR) con el apoyo del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y de las Fuerzas Armadas ucranianas en general. Mientras que en misiones navales anteriores se emplearon drones Magura 5, este fue el primer uso conocido de la variante Magura 7. Por motivos de seguridad, las especificaciones técnicas siguen siendo confidenciales.
Por primera vez, también se reveló que los drones iban armados con misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder, equipados con sistemas de guiado por infrarrojos. El Sidewinder es un misil muy utilizado, de hasta 3 metros de longitud, con un alcance de 22 millas (35 km) y una ojiva de 10 kg, mientras que pesa menos de 90 kg en total.
Al menos tres drones ucranianos Magura 7 participaron en la operación contra los Su-30, aunque el número exacto y otros detalles siguen sin revelarse.
Este tipo de operación no tiene precedentes en la historia de la aviación de combate. Los drones marinos como clase de armas sólo empezaron a utilizarse de forma generalizada durante la actual guerra entre Rusia y Ucrania en el Mar Negro. Su despliegue ha permitido a Kyiv imponerse a la fuerza naval rusa, mucho mayor. Golpear un avión de combate con un misil lanzado desde un dron naval es una primicia, no sólo para la guerra de drones, sino para la historia del combate aéreo en su conjunto.
Ese mismo día, el 2 de mayo, los drones ucranianos Magura 7 derribaron un segundo Su-30, confirmando que la operación no era puntual, sino una táctica de combate viable y repetible.
Para contextualizar: un solo dron naval cuesta varios cientos de miles de dólares. Un misil AIM-9 Sidewinder cuesta unos 300.000 dólares. Mientras tanto, un Su-30 -excluyendo el armamento de a bordo- cuesta alrededor de 50 millones de dólares. Si se tienen en cuenta los costosos misiles, el combustible y el piloto entrenado, cada avión representa decenas de millones más en pérdidas.
Drones marítimos vs. los helicópteros rusos
Aunque es la primera vez que Ucrania destruye cazas rusos, no es ni mucho menos el primer caso de derribo de aeronaves rusas.
En diciembre de 2024, los drones ucranianos Magura 5 utilizaron misiles R-73 SeeDragon para derribar dos helicópteros rusos Mi-8. El dron dañó primero un helicóptero y, cuando llegó el segundo en su ayuda, también fue alcanzado. El avión no tripulado dañó primero un helicóptero, y cuando un segundo llegó para ayudar, también fue alcanzado. Este acontecimiento también supuso una primicia histórica: la destrucción de objetivos aéreos por drones navales.
El avance radica en cómo las fuerzas armadas ucranianas transformaron un dron diseñado originalmente para transportar cargas explosivas contra objetivos navales en una plataforma de combate versátil. Estos aviones no tripulados pueden ahora realizar tareas de reconocimiento, transportar misiles aire-aire para neutralizar amenazas aéreas -funcionando eficazmente como defensa aérea marítima- e incluso servir como plataformas de lanzamiento para otros aviones no tripulados dirigidos contra activos terrestres.
Esta evolución bélica ha contribuido a neutralizar el dominio ruso en el Mar Negro y ha permitido a Ucrania reanudar las operaciones en sus puertos marítimos, un paso esencial para mantener las exportaciones y sostener la economía nacional.
